miércoles, 3 de diciembre de 2008

El crepúsculo de los vampiros


El vampiro. Esa criatura oscura que durante tanto tiempo ha fascinado al ser humano. Eternidad, sensualidad, sexualidad. Posee todo aquello que quisiéramos para nosotros. Además, ahora están de moda.

Quizás fue Bram Stoker el que los sacó a la palestra con su obra "Drácula", publicada en 1897, basándose en un personaje histórico, el príncipe de Valaquia Vlad Tepes, apodado "el empalador". Francis Ford Coppola lo rescató en 1992 en una profunda versión del mito, donde el aristócrata fue interpretado por un correctísimo Gary Oldman.

Hoy en día forman parte de esa "cultura dark", de escenarios góticos y letras depresivas de canciones punk. Películas como "Blade" , "La Reina de los condenados" o "Underworld" ayudaron mucho a que su fama renaciera. Pero no ha sido hasta la publicación de la tetralogía inventada por la escritora estadounidense Stephanie Meyer ("Crepúsculo", "Luna nueva", "Eclipse" y "Amanecer"), cuando han alcanzado la categoría de ídolos de adolescentes. La autora ha conseguido superar en ventas a ese otro fenómeno literario llamado Harry Potter. Y el próximo viernes 5 de diciembre se estrenará en nuestro país la primera de las partes de la historia de amor entre Edward, un precioso ejemplar vampírico con cuerpo de diecisiete años y de más de un siglo de existencia, y una joven adolescente algo patosa fascinada con la criatura. Altas dosis de amor, fragilidad e intriga en una revisión del mito dirigida al público joven y no tan joven.

Hasta entonces, los libros más conocidos basados en historias de chupasangres eran los de Anne Rice. Sin embargo, sus páginas no son nada parecidas a las de Meyer; asustan más, hay algo más diabólico en ellas.

Lo que no se le puede negar a Stephanie Meyer es que ha vuelto a otorgar a estos hijos de la noche, a estas criaturas condenadas, el estatus de románticos que se les atribuyó durante el siglo XIX, el respeto que aún se les tiene en las aldeas de Rumanía.

El ser humano siempre se ha sentido fascinado por todo aquello que no puede entender, que le asusta, que admira. El vampiro, el "no-muerto", desde el malvado súcubo hasta el benévolo Benefici, siempre ha permanecido y permanecerá en el imaginario colectivo. Tanto es así que hasta existe la Sociedad Española de Estudios sobre Vampiros. Y tan alta estima le tenemos a estos seres eternos que nos acompañan en la televisión ("True Blood", la nueva "Angel" de la pequeña pantalla), en los libros y en los cines. Y, quién sabe, quizás también en la realidad. No hay que temerlos, pues, como cantan los americanos My Chemical Romance, "A vampire will never hurt you" ("Un vampiro nunca te dañará"). Y los propios humanos, ¿nos dañarán?

martes, 2 de diciembre de 2008

El primer caballero


Aprovechando que mañana, miércoles 3 de diciembre, es el estreno español en dvd de la película 'Postdata: te quiero', y que el próximo día de Año Nuevo se estrenará el largometraje RocknRolla, empezaré la sección de "Los chicos de mi vida" con el protagonista de ambas: el actor escocés Gerard Butler.

Saltó al estrellato mundial al interpretar al valiente rey espertano Leónidas en '300', pero "Gerry", como prefiere ser llamado por esa tropa internacional de fans que tiene, denominadas "tarts" (entre las que me incluyo), lleva once años en el mundillo de la interpretación, carrera que comenzó con 'Mrs. Brown', como Archie Brown. Le siguieron otros pequeños papeles en películas como 'One more kiss' o 'Las flores de Harrison', interpretó a uno de los vampiros más sexies de la historia del cine en 'Drácula 2000', una libre adaptación de la novela de Bram Stoker y un Atila televisivo demasiado apuesto, pero muy correcto.

A medida que fue entrando el nuevo milenio, nuevas oportunidades ('El imperio del fuego', 'Timeline') le fueron llegando a este nativo de Glasgow (13 de noviembre de 1969, puro escorpio), pero en el 2004 una elección en su carrera cambió su destino: interpretar a Eric, el Fantasma de la Ópera, en la nueva versión de la obra homónima del musical de Andrew Lloyd Webber, esta vez dirigida por Joel Schumacher. Butler supo aportar al personaje una sensibilidad, misterio y profundidad que muy pocos hubieran sido capaces de transmitir, quizás porque su vida tampoco ha sido un camino de rosas (abandonó su carrera como abogado por ser actor y superó una adicción a la bebida). Además, se atrevió a cantar cada una de las canciones de la obra de Webber.

Con el papel del fantasma llegó la oportunidad que estaba esperando: demostrar que era más que una cara bonita y una sonrisa amable. A partir de entonces parece que su carrera va viento en popa, adquiriendo una cierta notoriedad, participando en largometrajes como 'Postdata: te quiero', con Hilary Swank, la exitosa adaptación del cómic de Frank Miller '300' o la cinta juvenil 'La isla de Nim', donde interpreta un doble papel, el del científico Jack y el aventurero Alex Rover, junto a Jodie Foster.

El futuro para este buen actor, de casi metro noventa, héroe en la vida real (salvó a un chico de morir ahogado en un lago de Escocia), la más amable de las estrellas, el más enigmático de los escoceses, es mucho más que prometedor. Ha participado en la nueva película de Guy Ritchie, 'RocknRolla', tiene por estrenar la comedia 'The ugly truth', junto a Katherine Heigl, y ha creado su propia productora, Evil Twins, con su socio Alan Siegel. ¿Su primer proyecto? 'Law Abiding Citizen', una cinta relacionada con el mundo de la abogacía, mundo que él bien conoce.

Aunque ahora se relaciona con las grandes estrellas de Hollywood, no olvida nunca a su legión espartana de fans, ni a su madre y su familia, ni sus orígenes. Y, es que, Gerard Butler, el más digno sucesor de Charlton Heston, es sobre todo, una frase: "I`m a bad boy, but with a good heart". Eso es, el chico malo del cine, pero con un corazón y mente de oro.