martes, 10 de febrero de 2009

Gaspard, desequilibrante elemento francés



Nariz afilada, ojos azules y rasgados, pelo liso y castaño, cicatriz marcada por un perro cuando era niño y estilo siempre impecable son su carta de presentación. Tiene tan sólo 24 años y es uno de los actores europeos con más proyección internacional (viene de Francia, donde nació el 25 de noviembre de 1984), aunque parece que eso de cruzar el charco no le interesa demasiado.

Gaspard Ulliel merece una especial atención porque no es sólo otra cara bonita de la gran pantalla. Estudió Cine en la Universidad de Saint Denis, y su primer papel importante fue como Yvan, amante de Emmanuelle Beart en la película Fugitivos, de André Techiné. Posteriormente destacaron sus trabajos en las películas Largo domingo de noviazgo, El último día o Paris je t`aime. Sin embargo, no fue hasta obtener el papel protagonista en la precuela Hannibal, el origen del mal, cuando empezó a ser más conocido. Entre sus últimos proyectos se encuentran el largometraje de suspense Inside Ring, junto a Jean Reno.

Dice que sueño es ser director de cine porque ama el séptimo arte, casi tanto como disfruta de las motos y de la buena comida. Su cara de chico malo, con cierto aire vampírico, contrasta con su educación, saber estar y gusto en el vestir. Exprime cada segundo que pasa como si fuera el último, como sólo saben hacer los nacidos bajo el signo Sagitario, mitad hombres, mitad caballos. Galopa con fuerza hacia el sol y nada ni nadie lo va a parar. Su juventud no es más que otra baza a su favor. Además, un buen día de estos mi amiga Fátima y yo nos plantaremos en la capital francesa dispuestas a realizarle su más sincera entrevista. Gaspard, je t`aime.

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