viernes, 6 de febrero de 2009

Ryan Gosling, talento oculto



Aunque últimamente anda más ocupado con la música que con el mundo de la interpretación, quiero dedicar este post a mi segundo actor actual favorito, el canadiense Ryan Gosling.

Nacido el 12 de noviembre de 1980 (sí, siento atracción por los hombres Escorpio) en el Londres de Canadá, durante su infancia alternó el colegio -donde fue un niño problemático- con su participación el Club de Mickey Mouse. Allí tuvo como compañeros de plató a Justin Timberlake, Christina Aguilera y Britney Spears. Sin embargo, no fue hasta la llegada de El diario de Noa cuando se convertiría en el ídolo romántico de las adolescentes, con un papel de joven inconformista que lucha por conquistar a la mujer de sus sueños. Además de ganarse a las adolescentes, Ryan comenzó una relación con su compañera de reparto, la guapa y también canadiense Rachel McAdams.

Pero Gosling ya había participado en otra película anteriormente en la que había llamado la atención de la crítica, El creyente, donde interpretaba a un chico de origen judío convertido en neonazi que mantiene una lucha con su fuero interno.

En el 2006 logró ser nominado al Oscar al mejor actor por su magnífica interpretación de un profesor de secundaria adicto al crack. Un año después fue nominado al Globo de Oro por su actuación en Lars y una chica de verdad, una fábula sobre la capacidad que tiene cualquier tipo de amor para la redención de una persona. Realmente, si merecía el primero, más merecía el segundo.

Mientras sale y entra con chicas atractivas de Los Angeles, se muestra cariñoso con su madre, su hermana y su perro George, Ryan tiene también tiene un restaurante marroquí en Beverly Hills, Tagine, y hace poco ha creado una banda indie-gótica con su amigo Zach Shields, Dead Man Bones; ya han lanzado su primer single, In the room where you sleep, que suena bastante bien.

Tiene pendientes de estreno algunos proyectos, como All Good Things. Aunque últimamente parece estar algo olvidado, este rubio nos volverá a sorprender en cualquier momento. Es cuestión de tiempo.

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